Miedo a Los Espacios Abiertos: Conoce estas 6 Características.
El miedo a los espacios abiertos llamado también agorafobia puede explicarse y definirse como un miedo y donde se evita los lugares públicos, ademas de la posibilidad de estar fuera de casa, basado en la anticipación propia de y el miedo a experimentar altos niveles de ansiedad o en la aparición repentina de ataques de angustia y pánico.
También puede a su vez considerarse como el miedo o temor a encontrarse y en situaciones o lugares donde se sienta la dificultad de escapar, o salir o donde pueda ser complicado, disponer de apoyo en el caso de tener un crisis de pánico, angustia o síntomas similares como: caída, derealizacion, despersonalizacion, mareos, caída, pérdida del control de esfínteres, nauseas, vómito, falta de ventilación o molestias cardíacas.
Hay que explicar que la Agorafobia de las Fobia, aunque se le trata como el miedo a los los espacios abiertos. Éste último se describe mas bien como el temor a caerse, o a los espacios abiertos en si pero en ausencia de tener apoyo viso-espacial cerca, como las personas que caminan cerca o agarrados de la pared por el miedo a caerse, o simplemente temen las señales de profundidad y espacio al manejar.
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Dentro de el Miedo a los espacios abiertos o en la Agorafobia se distinguen varias características.
–Situaciones temidas y como eludirlas.
Existen gran variedad de situaciones que repercuten en temor y las personas con agorafobia, terminan evitando por las reacciones en que terminan o que desencadenan.
Ejemplos comunes son: supermercados, ascensores, cines y teatros, grandes almacenes, ascensores, también viajar en avión, tren, autobús, barco, o andar simplemente por la calle, estar lejos de casa, quedarse solo en casa, hasta conducir o viajar en coche.
Otras situaciones pueden ser:hacer ejercicios, montar en atracciones mecánicas, saunas o tomar baños calientes, tener relaciones sexuales, enfadarse, participar en discusiones, bailar, ver espectáculos deportivos emocionantes, tomar comidas pesadas, ver películas dramáticas o de terror y hasta beber café cargado o alcohol. Todas estas relacionadas por las sensaciones que pueden desencadenar o por la asociación con una experiencia pasada y negativa.
– Las conductas, ponerse a la defensiva.
Mas sin embargo, las situaciones no siempre se pueden evitar, sino que se pueden lograr afrontar con angustia y ansiedad que llevan a conductas defensivas para prevenir o manejar la amenaza asociada a la ansiedad o pánico. Ir acompañado de una persona de confianza o un animal doméstico, tomar medicación, beber alcohol o agua, comer algo, fumar, llevar objetos tranquilizadores, pensar en que se está cerca de un hospital o salida cercana, comprar solo a ciertas horas o escapar de la situación son algunos ejemplos de conductas defensivas. Éstas producen alivio inmediato pero contribuyen a mantener el problema.
Mientras que las personas con una agorafobia moderada o grave evitan ambos tipos de relaciones expuestas anteriormente, las personas con trastorno de pánico con agorafobia leve o sin agorafobia tienden a evitar el segundo tipo de situaciones.
– La ansiedad anticipatoria.
Preocupación por poder tener una crisis de pánico o de fuerte ansiedad. Es una expectativa o anticipación de que ocurrirá un ataque fuerte, junto con la tendencia y el temor de las sensaciones corporales asociadas con la ansiedad.
– El temor al miedo.
Las personas que sufren de agorafobia tienen temor intenso, a esas situaciones en las que se crean ataques de pánico o sensaciones de ansiedad. Estas suelen surgir comúnmente en situaciones, de índole externas temidas y a su vez como consecuencia de las reacciones que se producirán a nivel corporal bien sea el hambre, la fatiga, por el calor, el estrés. que liberara a la vez reacciones corporales como debilidad o dolor en las extremidades, visión borrosa, tensión, malestar intestinal, dolor o espasmos musculares o la sensación de nudo en la garganta o en el estomago.
Se teme sobre todo a las circunstancias en las que se piensa que pueden pasar consecuencias de índole catastróficas de tipo físico (tumor cerebral, ataque cardíaco, desmayo, muerte) o hasta mental (volverse loco, perder el control).
– Crisis de pánico o síntomas parecidos.
En su mayoría de las personas que llegan a sufrir agorafobia manifiestan haber tenido ataques o crisis de pánico. Éste consiste en un miedo intenso, malestar o terror que va acompañado frecuentemente con una percepción de peligro o catástrofe que a su vez genera un fuerte impulso a escapar.
Los síntomas que se presentan con más frecuencia son: mareos, palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, el miedo a perder el control o a volverse loco y hasta la despersonalización (falta de reconocimiento)/des-realización ( ver cosas irreales).
Las crisis de pánico varían en consideración de una persona a otra. Difieren desde la frecuencia en los ataques, la duración, la intensidad, los pensamientos asociados, en las reacciones somáticas, circunstancias de predecibilidad y ocurrencia ( o espontáneos o situacionales).
– Deterioro o Interferencia producido por el trastorno.
En los casos mas graves las personas que presentan agorafobia tratan de pasar la mayor parte de su vida en casa cerca de sus familiares y llegar hasta al aislamiento total. Estas personas por lo general se ven incapacitadas para cumplir con sus actividades diarias.
Tipos de Agorafobia
Según el sistema de clasificación DSM-IV (American Pschiatric Associaton, 1994) se puede dar clasificacion de diferente forma a la Agorafobia y Trastornos de Pánico:
– Trastorno de Pánico sin Agorafobia
– Trastornos de Pánico con Agorafobia
– Trastorno de Pánico sin Agorafobia
– Agorafobia sin antecedente de Trastorno de Pánico
Mas la CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 1992) tiene la siguiente clasificación:
– Agorafobia sin el Trastorno de Pánico
– Trastorno de Pánico
– Agorafobia con Trastorno de Pánico
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Edad de comienzo y curso de la Agorafobia.
La edad del comienzo generalmente se sitúa entre los 25 y los 30 años, aún así existen registros de casos en que durante el inicio puede incluso observarse desde los 5 hasta los 58 años. Las personas que tienen edades que oscilan entre los 45 y 64 años son menos consideradas para desarrollar una agorafobia.
La agorafobia comienza con ataques de ansiedad o pánico, la cual va creciendo y se desarrolla gradualmente en intensidad a lo largo de las ocurrencias acontecidas hasta volverse una crisis de pánico. Las personas que padecen este trastorno, desde un comienzo, suelen consultara diferentes especialistas en centros de salud , quienes en ocasiones, no les encuentran nada diferente. Finalmente, los casos que se establecen como moderados o graves, concluyen solicitando ayuda psicológica y/o psiquiátrica.
Existes variantes en los problemas agorafóbicos, los pacientes tienen diferentes etapas, como remisión y recaídas de duración diferentes. Estas fluctuaciones pueden ser ocasionadas a múltiples factores como la compañía de una de un animal, persona u objeto de confianza, al estado emocional, a los eventos estresantes, toma de alcohol, a cambios hormonales, drogas o fármacos, o según la época del año.
Si no ha existido tratamiento o éste no ha sido el apropiado, una recuperación estable es casi improbable.
Es un trastorno, que afecta en mayor grado a mujeres que a hombres.
Problemas asociados a la agorafobia.
Es importante calcular y tener en cuenta la posible existencia, a su vez, de más de un trastorno psicológico, ya que pueden acrecentarse con complicaciones en el tratamiento y de ello dependerá también el tipo de ayuda y los resultados del tratamiento aplicado.
Los trastornos más comunes que pueden existir junto con la agorafobia son problemas de ansiedad generalizada o los depresivos. Con menos frecuencia son la fobia especifica y la fobia social.
Las mujeres tienen por lo general porcentajes más altos entre la agorafobia y otros problemas en el caso depresión mayor, del trastorno de ansiedad generalizada y trastornos fóbicos. Sin embargo, en los hombres se encuentra la incidencia en mayor proporción en el abuso de sustancias.
Por ultimo en el Miedo a los espacios abiertos existen y se conocen casos que se sobrepasa el uso de los fármacos o el alcohol para hacer frente a sus problemas de pánico, ansiedad, y evitación. Éstos pueden minimizar la ansiedad a corto plazo pero el efecto se invierte y se contribuye al mantenimiento de a ansiedad y los miedos.
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